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jueves, 7 de abril de 2011

Uno es la liebre

Cuando las últimas brasas corrían peligro de apagarse, el fuego se acercó a 1. y tomó de sus manos unas ramas que el bosque había puesto acá. La noche había estado contando historias que van a dar vueltas alrededor de todo eso y después una liebre se empaló y se acomodó estratégicamente entre unas rocas, invitando dulcemente al fuego a acariciarla con sus llamas. Ya habían sido comidos y el cuento pasó primero a través de 1. y los demás fueron escuchados con encanto y alegría de morir. La liebre bendijo la comida y se acercó tiernamente a las bocas de las personas, se acomodaba entre sus dientes, se escabullía por sus tripas. El sol había hecho la mitad del trayecto alrededor de la tierra y un poco de aire entró sin demasiado esfuerzo por la nariz de 1. y se dividió y se dividió en los pulmones después que en la sangre. La primavera nació cuando 1. recorrerá una parte mínima del espacio y las plantas usaron mucho más agua de las nubes que antes porque los pétalos estaban a punto de llegar. La ciudad de Buenos Aires se había puesto mucho más cerca de la costa, seguramente a causa de una lucha que una placa tectónica tendrá consigo misma la noche de anoche acá a dos cuadras. El supermercado había empezado una cadena de dueños que estaba teniendo mucho éxito y se estaba expandiendo por el extrarradio y por el canal de Panamá, dos minutos antes de que 1. se despierte entre las sábanas suaves de la otredad. Su labio se corta por la mitad y la expresión sale volando:
—Qué ganas tengo de comer esa liebre ayer.
—Sí, me dijo 1. que estaba riquísima —y le va a mostrar la caca, que era suave y de un marrón no malo.
—Admirable consistencia, sobre todo tengo ganas de escuchar las historias que 1. siempre hace contar después de que las tripas dejen pasar a la liebre.
Alrededor del beso estaban ellos esperando a que su labio se separe otra vez. La persiana se puso en las manos de 1. y después se enrolló arriba, el uniforme de correos lo envolvió y la cocina se puso bajo sus pies. 1. siguió durmiendo un rato más, porque su trabajo venía más tarde.
La oficina de correos fue un cuadrado y el aire que pasará por ahí estaba hecho de papeles y de mensaje. Una parte del sol está siendo molestada por sus ojos y le pregunta a 1. si no puede hacer que la ventana sea más chica y unas cortinas se ponen en la mano de 1. y la oficina de correos se mueve un poco. Vinieron unos chistes. El último chiste que se puso ahí le pregunta a 1.
—¿Qué es grande y amarillo y si se te cae encima se rompe la oficina de correos?
—¿Qué?
—La oficina de correos.

sábado, 1 de enero de 2011

Año nuevo 2009

Después de los fuegos sacaron el cotillón y uno de los invitados que menos conocíamos cortó un poco el mambo diciendo que este era el último año en el que íbamos a poder tener los anteojos con el dos mil y algún número.
Al principio no nos preocupamos, pero como nadie hablaba y todos seguíamos tomando champán, fuimos entrando en un estado pensativo un poco raro y creo que para la mayoría un poco triste.
El silencio lo rompió otro de los invitados, creo que era familiar del primero y casi no había hablado en toda la noche. Intentó animarnos diciendo que al menos en el 2010 todavía se podría, con el uno entre los dos ojos. Fue un acto desesperado, que sólo empeoró las cosas. Todos lo miraron con desprecio, algunos directamente se levantaron y se fueron, y creo que alguien le tiró un zapato, o algo.
La más borracha era yo, y cuando me fui a la cama todo me daba vueltas y no me podía sacar esas cosas de la cabeza, con la imagen ridícula de un uno puesto a la fuerza entre medio de los dos lentes. No sé a qué hora apagaron los vecinos la música, pero llevaba en la cama varias horas, pensando. El silencio entonces fue perfecto, y te desperté para decírtelo y para que sintieras lo fuerte que te estaba abrazando.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mother Tongue Rant

Sure sometimes I'm thinking Folks are mostly thinking How on earth to survive/on earth to survive. Folks are sometimes thinking Do you think this will all go away somewhere? And just thinking about that, about keeping some kind of record, about falling into everything all at once, into nothing. But to think of that certain tone of boredom that has seemed to have prevailed over the brutality, over the extreme fear and execution of death, that yellow boredom that's dropped in every mailbox thrice a day. And also thinking I just wanna go I just wanna leave/all of this alone/or just stay but not touch it or just touch it but not change it nor corrupt it. And I'm thinking None of us really knows what the rest are thinking but maybe that's just a way of clinging on to just assume that you know or that you could know if you wanted to know.
America is like she thinks she has owned the right to use that big word & be OK about it, and maybe she just has. She's like Pick a side, Own America/Own the World, or else Save America/Save the World, because America & the World are pronounced the same, just spelled different but also she has realized that one line is easy to cross but two lines with you in the middle takes longer to think about and decide.
And then one day she might ask you OK I can see you've been to Cuzco but have you been to COSTCO? Sure the Inca trail is holy but have you been to WHOLEFOODS have you hiked the aisles of WALMART? Machu Picchu is nothing, tell me, what exactly do you know about MENARDS? These are the things one should ponder on and study she thinks (America) when thinking about the mysteries of life and existence because, to be honest, why take the trouble thinking about free will if you can get ten of 'em on a REALLY GOOD sale at COSTCO? It's like there's so many bargains out there it's hard to sit around too long without needing something and it would be fine by me if I could just need it without touching it or changing it or corrupting it. But then she will tell you (America) go on along to COSTCO & tell me if these people are touching or changing or corrupting anything, because they're not. Go on along to COSTCO & tell me if they don't know what they're doing, if they don't know that this is an endless supply not to be dealt with seriously, an idea that can't be touched or changed or corrupted because Look at them, do they not know that that aisle of toilet paper will be the same before and after their brief encounter, ever-green ever-flowing? You may say you can't bathe twice in the same river but they will say Oh yes you can, & I can show you how.
And even when dodging a hobo on the street she is thinking (America) They'll come around sooner or later, they need most of this shit anyways & they are thinking it's True that we need it but can't we need it & not touch it nor change it nor corrupt it but maybe that's not what they're thinking at all maybe I'm just clinging, trying to hold on to whatever I don't want to touch I just want to have close to me. But I have been to COSTCO, America has told me go on along to COSTCO & I did. And once I was there all I wanted to do was touch everything maybe even change everything maybe if I'm lucky I'll just corrupt the fuck out of everything maybe even thinking I will never need this & she just looked at me & stared at me & patronized me (America) & she was thinking You'll come around sooner or later, you need most of this shit anyways, but I could tell it wasn't the way she says it to the hobos because hobos are easily spotted out in a crowd and I'm not one of 'em. He's not one of 'em, America would say, maybe even a little spiteful. She's like Go on along to COSTCO you beatnik, we have some books there, we have some costumes there, Allen Ginsberg is dead she America says & I'm thinking she's right, I wonder if Allen Ginsberg went away somewhere I wonder if I'll find Allen Ginsberg in COSTCO or if I'll find COSTCO in Allen Ginsberg, this America shit is so complex even holy America even the sound of that big big word some people use for support & others for illumination & others just plain use it, this is some complex America shit. But lately I've come to thinking and lately I've come to thinking that maybe on a Sunday night we should just stack all those cars on top of that one car, all those cars parked up and down the block just stack 'em up together so when people wake up tomorrow they'll be like Where's my car? And then they'll be like Where the fuck are all the cars? And then they'll be like OH.. And then we will tell everyone, we will just stand on top of all the cars on that foggy Monday morning and tell everyone that it was us who touched it and changed it and corrupted it but we were forced to do it, it was America that told us Pick a side/you have to pick a side/must pick a side/ it was she who told us to do it so we just went along and did it.

++++

COSTCO Vanitas
Calavera: Do you think this will all go away somewhere?
Monje budista: "Empty-handed I go, and behold the spade is in my hands. I walk on foot, and yet on the back of an ox I am riding; When I pass over a bridge, Lo, the water floweth not, but the bridge doth flow."

sábado, 13 de septiembre de 2008

Esto lo hago a veces

Se afila el pánico del vacío y, en vez de poner algo nuevo, ex-pongo (...) algo viejo. Ojo, creo que algo más vigente está al caer:

Llegué a un descampado de carácter vasto, había una silla. Me es útil recordar, a estas alturas del relato, que había caminado por lo mayor de catorce semanas. Me senté. No creo que la circunstancia haya estado muy sobre mi piel y espalda, creo que pude entender la abstracción de los ángulos rectos, lo melódico de los bordes trabajados, el lujo de un austero diseño en las patas y el respaldo. No sólo pensé en las manos que rozaron la madera con el placer de no sentir una sola astilla, en la trayectoria de las tiras de paja materializadas en algún campo incierto; sino que tampoco me ausenté en exploraciones sobre el contraste entre la silla y el terreno incierto de la naturaleza, aquella era producto de ésta, pero estaba totalmente arrancada del paisaje, sin reconocerse. Sin embargo, ¿cómo había llegado ahí? Luego presentí que había estado equivocado al juzgar su manufactura tan ingenuamente. Había estado olvidando que estaba literalmente en el medio de la nada. No entraré en las facultades del terreno pero bastará asegurar que yo era el primer pensante en recorrer la zona. Claro, yo había visto una silla y, sin llenarme de infundada alegría y asumir la presencia de alguna persona en las cercanías –eso era imposible-, no había negado la posibilidad de que manos humanas hubieran obrado la silla. Pero ahora sí lo hacía. Observando la silla con mayor precisión, comencé a notar las raíces y rápidamente alcé la vista para entender que había sido un arbusto all along.

viernes, 30 de mayo de 2008

Juicio por mala praxis odontológica O Mal juicio de praxis ontológica

Para la atención de Álvaro Roca Blando, abogado.

Le adjunto, como me pidió, la crónica de los sucesos referidos al caso de Nombre.

13/5/2007: Primera consulta.
El paciente me visita por una infección en la muela de juicio inferior derecha. Infección importante, radiografía (adjunta número 1), extracción. Operación llevada a cabo con normalidad.

14/6/2007: Segunda consulta.
Mismo paciente, mismo problema. Muela de juicio inferior derecha. Desconcierto por parte mía, revisión de primera radiografía, sin rastros de una segunda muela en crecimiento. Sugerencia de que visite otros profesionales. El paciente se niega. Le explico la anomalía del suceso, al paciente no le resulta extraño. Extracción exitosa. Insistencia en que visite otros médicos.

12/7/2007: Tercera consulta.
Segunda regeneración de muela de juicio inferior derecha. Imposible alarmar al paciente sobre la situación. Radiografía (adjunta número 2). Resistencia por parte del paciente a hacer radiografía por no haber hecho falta en la segunda consulta. Radiografía no revela paranormalidades. Extracción.

12/8/2007: Cuarta consulta.
El paciente me visita disgustado. Crítica a mi trabajo: “A ver si esta vez lo hacemos bien doctor, soy un tipo ocupado y no tengo tiempo de venir acá todo el tiempo.”
Examen de la zona problemática revela objeto no identificado en crecimiento. Algo de metal, posiblemente bronce. Radiografía (adjunta número 3). Nueva resistencia a radiografía por miedo a radiaciones y cáncer. Radiografía revela una llave pequeña creciendo en lugar de muela inferior derecha. Extracción por medios odontológicos corrientes.

9/9/2007: Quinta consulta.
Paciente enfurecido. Acusaciones varias: de no ser un verdadero dentista; de hipnotizarlo e implantarle los objetos con el fin de asegurar clientela permanente; etc. Amenaza de juicio por mala praxis. Exige ver a mi “supervisor”, impotencia al conocer la falta de un “supervisor”. Agresión. El paciente se calma cuando ofrezco servicio gratuito. Objeto extraído: hebilla de cinturón D&G.

17/9/2007: Sexta consulta.
Paciente exige números telefónicos de otros pacientes míos para comparar experiencias. Exigencias negadas, nuevamente se calma al ofrecer servicio gratuito. Objeto extraído: cinta de cassette (compilado de baladas de rock).

19/9/2007: Séptima consulta.
Cambio de actitud del paciente. Casi jovial. Comienza nuestra relación amistosa. Objeto extraído: libro de Franz Kafka.

Lapso comprendido entre 19/9/2007 y 24/11/2008:
Visitas regulares, incontables. Consistente actitud amistosa por parte del paciente. Numerosos objetos extraídos de diversa índole. Ejemplos: Tazas, bolígrafos, un micrófono, gafas de sol, un transformador 100-240V, un cabezal de ducha, sacapuntas, libros, broches para pelo, una tecla del símbolo “#” de una máquina de escribir, una pipa de madera, pedazos de maquinaria, bulones, etc., etc.

25/11/2008: Última consulta.
Nuevo cambio de actitud en el paciente debido al objeto extraído: su diario íntimo. Paciente enfurecido, euforia sentimental, agresión física. Advertencia de consecuente juicio por mala praxis.

Espero que la presente, junto con los documentos aportados anteriormente, sea de su ayuda en mi defensa.

Atte.,
Nombre

M.

domingo, 4 de mayo de 2008

Cielito lindo

Importante haber estado en un recital de Divididos o en su (imperdonable) defecto ver este video. No es para "ambientar" sino por un pedacito de información sin el cual no se entiende lo siguiente.

Retazos extraños de melancolía adolescente me vienen en forma de recital. ¿Quién y cómo me enseñó a moverme entre las pieles resbaladizas de otros como yo? ¿Hasta dónde llega un público que amistosamente busca mil muertes de purgación mientras sus gargantas color vino de cartón declaran a gritos sentencias de rock? Piernas afónicas que apenas aprendieron a saltar y lo hacen con alas que reflejan las luces de colores buscan un sudor que encandila cien veces, mil veces. El piso desaparece porque ya no está y los semidioses de la electricidad golpean las puertas de algo llamado no sé qué mientras más y más cosas desvanecen en una reflexión adolescente de pelo mojado por el humo rojo de las bengalas. El sin fin de banderas como baluartes que sondean el viento y buscan palabras difíciles de entender. La vida y la historia son releídas cuando los Divididos estrujan el Cielito lindo queriendo recordar algo. Ese lunar que tienes, ¿a qué nos hace acordar, a qué nos hace acordar? Se me acercan espíritus y mil almas muertas en el desconcierto y aúllo al lunar que traduce las bengalas a un idioma más perfecto, más alejado. La comodidad y la astucia de los acordes que todavía recrean la antigüedad van estableciendo en los escalofríos de la gente un agujero público pactado en lo tácito y en la tradición; se abre un lunar reflejando otro mientras la adolescencia se comprime para los costados. Aparece el piso pero todavía no está, está en otro lado y lo que está ahora es un lunar junto a la boca del tamaño del mundo. Algunas almas ávidas de protagonismo insisten en ser los cráteres de lunar, se quedan ahí esperando el temblor, el siglo veinte que espera y que espera a desatar su euforia, a mover el pelvis como lobos que se chocan y se esquivan sin saber por qué, mientras el lunar se expande y se expande con ambición de salir del paso, de elevarse del nivel del mar como un vapor sagrado. La añeja Catarsis se prefigura en una inexplicable sonrisa colectiva un momento antes de enfrentar el lunar al espejo que desatará una y otra vez un signo de presencia universal sabiendo que volverá a pasar mil veces y que los extasiados relámpagos de sudor tatuarán la noche, acaso sin saberlo, de su mismo color.

lunes, 24 de marzo de 2008

Su cabecita si dirige hacia adelante y hacia atrás como si las cosas tuvieran sentido. Repite ese movimiento, lo repite. Es un pájaro. Uno de los genéricos que están en tu jardín a esta hora, si tenés jardín, no vamos a decir palomas, a qué mentir. Uno podría decir todo lo que no soy yo es de plástico. Cómo serán las cosas adentro de una bolsa de tierra comprada, es oscura; casi negra. La fertilizaron o se fertilizó, excusa suficiente para entrar en el mercado. En la pileta una paleta. De esas chatas, de colores, básicamente azúcar. En algún momento hubo un principio, a la marca le pusieron Chupetoncito y ahora se intercambia por dinero. A veces el aire decide que una pileta va a consumir una de esas paletas y qué decisión tengo yo sobre eso. Se cayó al fondo de la pileta y al día siguiente sólo quedó el palito de plástico blanco, vacío como una caña de bambú. Plástico. Los colores se fueron deshaciendo, después era todo blanco, después nada. Hay un intento de escribir cosas adentro de una bolsa de tierra comprada, son bolsas de diez kilos, veinte kilos. ¿Cuántas cosas se encuentran ahí adentro? Las flores que van a crecer de ella, ¿están envueltas en ese plástico transparente, embotellado?
¿Hasta dónde puede uno irse, y hablo físicamente, escuchando pájaros cantar en diferentes planos, pasa un coche, pasan los años?

lunes, 3 de diciembre de 2007

Volando con el interné (segunda entrega)

internet.

1. amb. Red informática mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores mediante un protocolo especial de comunicación.


ORTOGR. Escr. t. con may. inicial.



Bueno al parecer vuelvo a dormir y cagar en una casa conectada con las demás casas y cabezas de personas. Internet es una palabra que... bueno... ya saben.
Acabo de encontrar un borrador para un post que la verdad no me acuerdo haberlo escrito. Por la fecha (seis de agosto) es de Buenos Aires. Mirá lo que dice:

De las ocho personas que hay sólo a uno le duele el estómago. A tres les duele el ojo. A dos les duele la parte de atrás del cuello. Hay algunos que a la parte de atrás del cuello la llaman la nuca. Yo la llamo el pezcuezo. Las dos son erradas pero igual da. A mí me duele la silla. Tengo la silla toda revuelta, debe ser por el bife que me comí. Estaba medio podrido. Cuatro sospechan que esto no es literatura. Eso es la mitad. A cinco les duele el alma. Hay tres que mienten o que murieron cuando se inventó la rueda. Hay uno que inventó la rueda, posta. Yo intento distraerme pero me duele tanto la silla, ese dolor punzante de silla

Hoy recibí una carta del Vaticano. De un amigo italiano que es espía del Vaticano y estuvo acá en Barcelona en una misión haciéndose pasar por un alumno de letras de treinta y tres años haciendo un Erasmus (intercambio universitario internacional) en Barcelona. Estuvo como tres o cuatro meses viviendo en casa. Y después se volvió a Italia y ahora me mandó la carta esta. Lo gracioso es que la carta no me la mandó por correo normal sino por la Posta Miracolosa que es un servicio divino de correo en el que te lo escriben en tu máquina de escribir. Es difícil de explicar (los milagros lo son), pero yo llegué a casa y estaba la carta para nosotros escrita en la máquina de escribir del living. Estoy tratando de evitar esa horrible redundancia que escribo al escribir pero no se me ocurre ninguna palabra que no quede forzada. Bueno, nada, cuestión que hoy fui testigo de un milagro. Mirá el milagro:

¡Hola chicos! Soy Giuseppe
En este momento no hay nadie en casa. Lo quise así para que no os asustarais. Como veréis soy magia, es mi espíritu el que escribe esta carta, mi espíritu que quedó en su casa.
Es realmente cojonudo ver cómo se aprietan solas las teclas de la máquina, alguna vez os lo mostraré.
Les escribo para comentaros que estoy bien, ya estoy de vuelta en el Vaticano. Me hicieron una fiesta de bienvenida que estuvo super guay.
Ahora me quieren enviar en otra misión pero yo les dije que me quiero quedar un rato aquí porque tengo ganas de follar con las monjas y tomar un poco de la sangre de Cristo. La bebida no “bendecida” es un rollo, no coloca niente.
Anoche tuve un sueño y estabais todos allí. Pero también estaban todos los del Vaticano y no sé, ese sentimiento extraño de que se unen dos mundos; uno piensa que todo va a explotar. Hablando de explosiones; un chisme.
Acá en el Vaticano están preparando una guerra mundial pero los cabrones juegan con los trucos de magia y los milagros así que van a hacer que todo el mundo cague fuego. Será una pasada.
Lo de los milagros es todo verdad y podemos hacer cualquier cosa que queramos lo cual es muy divertido. Como esta carta que los va a dejar flipando, o ni se lo van a creer.

Bueno mejor me voy antes de que me encuentren diciéndoles todos estos secretos. ¿Vosotros cómo estáis? Miguel, ¿ya se te curó la infección que te salió en el pene de tanto follar con taxi-boys? Como te prometí, no le conté eso a nadie.

Bueno, ahora sí que me largo, están pasando Friends por la tele. Ese programa a veces me recuerda a nuestra vida juntos en Barcelona. Todos muy amigos y muy guays viviendo juntos.

Saludos a todos, decidle a Nacho que no cambie nunca, nunca.
Nos veremos en el Último Día (ya falta poco)

besitos en la cola,
G.

PD: En realidad sé castellano, me hacía el que no para poder escuchar sus conversaciones. Y también para irritaros un poco. ¡Sopencos!

Se nota que vivió con un argentino por algunos errores en la conjugación de la segunda persona de plural (que corregí) y también por algunas palabras o expresiones. Ah y Miguel es mi compañero de piso, no soy yo... yo no me cojo a taxi-boys, posta.

Es gracioso que haya mencionado ese sueño porque justo anoche yo tuve un sueño larguísimo en el que también se me unían los mundos en una fiesta rarísima, en donde estaba toda la gente que conocía; de Buenos Aires, de acá y también familiares de Filipinas. Era como un festival, y era en todos lados, en un momento estaba en la casa de Benja, en otro en la de mi primo en Cebú, y todos se conocían entre ellos. Y era como un parque temático y las atracciones eran como pequeños sueños. Me acuerdo de uno que te metías en como un cuarto de madera bien chiquito y de repente se abría el piso y tratabas de agarrarte de las paredes y no podías y te caías y era divertido. En ese me metí varias veces. Era consciente de que las atracciones eran sueños de verdad, entonces cuando me metía ahí sabía que estaba soñando. Pero después salía y ya no lo podía saber más, era la vida real; el festival este con toda la gente que conocía. Fue muy largo, cuando me sonó el despertador para ir a clase me volví a dormir porque no me lo podía perder.

Estuve todo el día cantando The Saddest Song de Morphine, que también es una segunda entrega en este blog, (cuando termines de leer yo ya no voy a estar más):

On my first day back, my first day back in town
My first day, first day back in town.
The clouds up above, they were hummin our song
hummin, hummin our song.

My biggest fear is if i let you go
You'll come and get me in my sleep.
My biggest fear is if i let you go
You'll come and get me in my sleep.

Come and get me.

I set my course, sail away from shore
Steady, steady as she goes.
A crash in the night, two worlds collide
and when two worlds collide, no one survives,
No one survives.


And the reddest of reds, bluest of blues
The saddest of songs i sing for you
And my biggest fear is if i let you go
You'll come and get me in my sleep.
Come and get me,
Come and get me in my sleep.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Cese, sede C. Rapidito para rompate the ice, (¿se escribe ice o eyes?)

CCC
o sé sé sé
o quizá seh seh seh
y sino tres cientos

primer ciento: El ciento por ciento. Hoy sentí que la tierra giraba al ciento por ciento.
Sinopsis: ocho amigos embriagados se pelean a muerte, música de fondo: CCCP (prodigiosa banda italiana. Escuchar.)

segundo ciento:
-¡Don Segundo, no consiento que me trate usted así!
-Calláte putita, ¿o me vas a decir que por dos cientos no me la chupás?

puntos suspensivos, quizá algún chiste de segunda sombra.

tercer ciento: Guión para peli de sci-fi recuperado entre los apuntes de la Poética de Aristóteles. Es el año tres cientos d.C., (CCC dC, eh... Números romanos, guys) la tierra es invadida por tres cientos niños-Jesús. Quieren leche de la teta de una virgen (jodido), galletas, y un poco de paz mundial. Trama paralela, un científico loco (protagonizado por Hugo Chávez), sospecha de una conspiración divina que se esconde detrás del número tres. Christus, Christus, Christus. Evidencias: Colón (protagonista del Peor Genocidio de la Historia de la Humanidad), tardó 33 días en llegar a América, el número pi empieza en 3, etc. Cantito popular en el interludio: Colón Colón (Colón) ¡Qué grande sos!

miércoles, 8 de agosto de 2007

Cuando Sartre era chiquito no me odiaba tanto

Antes de salir me acuerdo de olvidar las llaves. Miro a los ojos a una especie de cómoda que hay al lado de la puerta. Miro la puerta. Entonces, la maniobra es difícil, tengo que dejar las llaves, abrir la puerta y cerrarla antes de acordarme que no tengo las llaves, que las llaves las dejé en esa especie de mesita. No me puedo distraer ni con la mesita ni con la puerta ni con las fotos que hay enmarcadas. Las fotos que hay enmarcadas son de momentos, ninguna es del momento ese en el que estoy, estoy saliendo de mi casa. Tengo una bufanda en derredor al cuello, la camisa celeste medio oscura. Las llaves las pongo sobre la mesa, con el llavero que en realidad era un enchufe que me pareció divertido convertir en llavero. En realidad está todo ahí, la información y la puesta en escena. Porque si fuera tan necesario salir de casa con las llaves me las ataría al cuello, pero en vez me ato al cuello un par de botones que me regaló una chica en una mercería creo que porque yo era el único hombre que entraba ahí desde que se le rompió una lámpara y tuvo que venir un tipo a arreglarla. Entonces, tengo las llaves en la mano y miro la puerta y eso no me hace acordar a nada, no me hace acordar a agarrar las llaves ni nada. Porque miro el llavero que es un enchufe y es casi como un fotomontaje porque ya estoy mirando un enchufe que hay en la pared, con una lámpara. Ya es de noche, la lámpara está prendida y entonces los pasos son apagar la lámpara, salir de casa. Miro las fotos de vuelta, deben ser unas cuatro o cinco fotos. Yo salgo en dos de ellas. Entonces estoy a punto de salir de casa, tengo las llaves, voy a apagar la luz, tengo la bufanda. Pienso en que voy a llamar el ascensor antes de terminar de salir para ahorrar tiempo. Eso me lo enseño un amigo más grande que yo cuando yo era más chico que yo. Todo eso. Abrís la puerta, llamás el ascensor, pero la puerta la dejás abierta. No la cerrás hasta que estés vos afuera, el ascensor afuera, alineado a vos, mirándote a los ojos. Pero ahora estoy adentro, hasta ahora tengo las llaves, tengo la bufanda. Si tuviera que sacar la basura tendría la basura pero la basura está casi vacía porque anoche vino Ana y me limpió todo el departamento. Yo le decía que no, que vuelva a la cama pero ella está loca. Ana sale en una de las fotos que están en la especie de cómoda que hay al lado de la puerta. Hay una foto en la que no sale nadie. A veces viene gente y me dice que en vez de tener esa foto en la que no sale nadie que ponga una en la que sale alguien. Yo estoy por salir de casa y tengo las llaves. Las llaves no son para salir sino que son para volver a entrar. El mecanismo es curioso. Es para estar seguro que vas a poder volver a entrar a tu casa. Y el plano general es que no querés que te roben. Tenés guita, y una computadora y la cámara de tu viejo. Yo tengo guita, una computadora y la cámara de mi viejo. Entonces, muy cerca de todo eso está la puerta, salir de casa. No tengo monedas para el colectivo pero tampoco tengo cigarrillos asique esos dos problemas se anulan, compro cigarrillos y me queda que tengo cigarrillos y me dieron cambio para el colectivo. Pero eso todavía no pasó porque estoy adentro de casa. Pero estoy siguiendo las instrucciones para salir. Pienso en ir al baño pero me parece innecesario, entonces estoy mirando las imágenes, abro la puerta, llamo el ascensor. Cuando escucho el ruido del ascensor no puedo dejar de pensar en la canción de Mariel y el capitán, y después paso a la Milonga del marinero y el capitán y después ya me estoy cayendo por el ascensor y fue tan fácil rescatarme. Esas caídas diarias en las que antes de salir pienso en las cosas necesarias para salir, en el quinto vivo yo pero el ascensor todavía no llega. Tengo las llaves, tengo todo. Pero entonces pasa esto: me dan ganas de estornudar entonces miro a la lámpara, miro a la lámpara a los ojos que es como si fuera un sol o sea un propulsor de estornudos pero no viene, no viene, apago la lámpara, la prendo de vuelta, no viene, no viene, llegó el ascensor, me saco la bufanda, dejo las llaves al lado de la foto en la que no sale nadie y me estoy por caer porque todo cambió de repente, tengo el tacho lleno de basura, un ascensor que no funciona pero ya no puedo hacer nada porque estoy afuera, entre el ascensor y la puerta, las llaves las dejé apoyadas en algún lado y no me queda otra que bajar por las escaleras y creo que voy a terminar el día sin saber qué pasó.

lunes, 19 de febrero de 2007

Algunas de nuestras peculiaridades

I. Trivialidades puntuales

i) Lo que sucede tipo 5:15 de la tarde en un día soleado con algunas nubes
Sucede que no nos compadecemos al notar ciertos comportamientos, bien propios de la humanidad o bien propios de nuestra humanidad, etc. Si por arte de magia nos encontramos en una habitación iluminada plenamente por un Sol sumamente digno, accedemos a notar que una sombra muy intrigante delata su travesura en una pared que osamos llamar nuestra. Y cómo explicar los procesos que son llevados a cabo dentro nuestro cuando abrimos las ventanas de vidrio, viendo las bisagras trabajar a su manera y entendiendo cómo funcionan, para ser raptados por un disparo en el volumen de la tarde. Hay una cómoda y sabemos que dentro de ella se encuentran, dobladas, nuestras prendas de vestir; pero nos reservamos un cajón para el destino azaroso de ciertos elementos, papeles, u otras trivialidades que, repetimos, osamos llamar nuestros.

Pasa una nube, cubre el sol por un minuto o dos. Mientras lo hace, observamos la gradual y constante decadencia de los lúmenes, y es como si nosotros fuéramos la cómoda de madera que se oscurece por el azar de los vapores y su trayecto natural en el cielo cósmico, las sombras de las que hemos hablado se mezclan entre sí, desaparecen en un gris mucho más total. Esta acción, y no su significado, es efímera y no tarde en acabarse. La iluminación vuelve cuando la nube se va, lejos. Ya nos habíamos olvidado de la omnipotencia que la luz demostraba dentro de nuestra habitación, en el piso y en las paredes y en los muebles de nuestra habitación.

La reincidencia de este ciclo no se hace esperar, prontamente volvemos a notar la misma transacción entre el estado de luz extravagante y sombras densas, y el estado de oscuridad plena, una manta de sombra sobre todos los muebles; y luego viceversa. Cabe en nuestros pensamientos la idea de personificar esa nube que se posa por un tiempo entre el sol y nosotros, darle un espíritu, o un diálogo; le damos sentimientos a la nube quizá para tratar de entender lo azaroso que es el comportamiento de esto que llamamos universo.

ii) A veces entran bichos por la ventana

Nos decimos entre nosotros que miremos esa especie de avispa que acaba de entrar a la habitación. Pensamos que a lo mejor piensa que sigue al aire libre, porque las paredes de nuestra habitación son celestes. Pero no es el mismo celeste que el cielo, es más oscuro, y en todo caso dudamos que la conciencia de la avispa funcione de esa manera.


II. Un ejemplo de nuestro diálogo

Lunes; 5:15 p.m.; día soleado con algunas nubes; nuestra habitación; mirando hacia dentro.
-Creemos que entendemos por qué era inevitable el invento de la fotografía -nos decimos.
-Pero si se entiende una inevitabilidad se entienden todas, será por eso que se cae abajo nuestro entendimiento -contestamos.

No podemos negar que hablamos poco y mal. Es que muchas veces estamos leyendo o durmiendo, y así no se puede hablar mucho y bien.


III. Lo que nos pasa con los zapatos

Algunas veces nos olvidamos para qué sirven los zapatos, pero el concepto siempre está, no nos olvidamos de la existencia de los zapatos; de hecho, generalmente hay algún zapato suelto en nuestra habitación. Pero sí que hay un extrañamiento en la función de aquellas prendas. A veces cuando aparece algún zapato en nuestra habitación decidimos probárnoslo. Nos resulta muy curioso olvidar que los zapatos vienen de a pares y que cada uno sirve para sólo uno de los pies, sea el derecho o el izquierdo. Será porque incluso esos conceptos resultan distantes. Inevitablemente el pie con el que probamos nuestra suerte no es el correcto y damos unos pasos en los que la incomodidad y tortura son de tal calibre que nos quitamos el zapato y lo dejamos donde lo encontramos. Y es al cabo de un rato que se nos ocurre probar con el otro pie pero para entonces el zapato está bien desaparecido. Las pocas veces que hemos tenido la idea antes de que desaparezca el zapato, habíamos olvidado con qué pie habíamos probado la primera vez; así se derrumban las situaciones en nuestra habitación.


IV. Sobre lo que no nos gusta hacer los domingos

Los domingos no nos gusta bailar. De repente, y sólo durante ese día de la semana, no le vemos sentido a la cuestión y si estamos aburridos e intentamos bailar igual, nos sentimos un tanto ridículos o, curiosamente, ausentes. Nos recostamos lentamente en el piso a escuchar esa música cuyo son no nos brinda atracción alguna por perseguir con nuestra locomoción la sincronía de aquel compás. La atracción es otra, muy distinta.


V. Los conflictos prácticos

i) La limpieza
Tras entender que al final la suciedad era un mito, dejamos de limpiar la habitación, nuestra ropa e incluso nuestros cuerpos. Quizá pasaron años desde que no se aparece una escoba por nuestra habitación y el mantenimiento corporal fue reducido a cero. El piso está tan reluciente como siempre; nuestros dientes y aliento son sublimes.

ii) La soledad

Por las noches tenemos problemas con la soledad. Odiamos estar solos al mirar un cielorraso de las dos de la mañana, mirar ese cielorraso que parece saber el idioma de la noche, y así quizá odiamos el cielorraso mismo, la metonimia -o hipálage, siempre las confundimos- de la vida. Así es que mientras la almohada se transforma en nuestro hogar, existe la preocupación de la soledad. Deseamos tan fuerte, y este es sin duda el momento más crítico del día, tener a alguien para compartir la reacción ante ese cielorraso de nuestra habitación, justo encima de nuestra cama, sobre el que está escrito el secreto nombre de la noche.

jueves, 16 de noviembre de 2006

­­¿Cómo se miden las distancias? ¿En metros? ¿En yardas? ¿En pies? Pies descalzos con pintura en la planta de los pies. Los pies amargos, esos que caminan y con la pintura en la planta de los pies dejan su rastro descalzo, coloreado, dejan su pintura fresca y caminan sobre el mundo y miden las distancias en ese lienzo grande y geoide. Y por todos lados están estas marcas descalzas, estas huellas digitales descalzas y sin calzar, y todos los suelos son escenas de crímenes; esos crímenes descalzos que miden distancias y ponen su nombre criminal sobre los suelos, sobre los cielos. Quizás estas palabras buscaban llegar a los cielos. Quizás de eso se tratan estas prematuras palabras deseosas de levantarse a la mañana en esta noche descalza. Deseosas de destaparse porque de pronto ya no hace tanto frío, ni hace tanto sueño, ni hace tanta oscuridad. Mi noche se transforma en la mañana de mis palabras, las que toman café matutino en esta penumbra, las que hacen su desayuno con el amanecer chorreando por la ventana, y miran por la ventana y toman café y además desayunan. Claro que desayunan si son palabras. Mis palabras desayunan mirando el amanecer que miran por la ventana en mi hoja, en mi hoja nocturna. Esta hoja. Y volviendo a los cielos, volviendo atrás, muy atrás. Al paraíso perdido, al jardín eterno que al final no fue tan eterno. Al hombre y la mujer. Adán y Eva. Que en realidad no se llamaban así, se llamaban hombre y mujer y punto, eso es confuso porque nisiquiera se llamaban hombre y mujer, osea no se llamaban, ni por telefono ni por ningún lado porque eran solamente ellos dos y me imagino que andarían siempre juntos porque sino necesitarían nombres para llamarse. Los nombres y los apellidos no existían todavía porque estaban diseñados para que uno solamente le pueda hablar al otro, entonces no necesitaba ese rótulo amargo, ese clavo sobre la cabeza con un banderín que dice Adán o Eva. Eso de nombres era cosa de los animales. Adán y Eva no tenían nombre porque eran el único hombre y la única mujer. Pero estaban mal diseñados porque Eva solía hablarse a ella misma, sola, en voz alta pero sola, hablar sola, y como no tenían nombres no podía especificar que se dirigía a ella y a ella sola, que estaba hablando sola, en solitario, redundantemente solitario. Hubieron muchas confusiones pero la más trascendente fue cuando ella, Eva, Ella, tenía ganas de comer una manzana que tenía toda la pinta y entonces dijo, en voz alta, para afuera, pero en realidad era para adentro, era un mensaje de ida y vuelta. A Ella le gustaba soltar la información a través de palabras y dejar las palabras en el aire, para después agarrarlas de vuelta y metérselas en el cuerpo, para saborearlas enteras y entenderlas. Y este mensaje específico era qué pinta que tiene esa manzana, cométela. Si hubieran estado diseñados mejor, no sé si mejor, pero de otra manera, si hubieran estado diseñados de otra manera, quizás hubieran existido los nombres, entonces hubiera dicho qué pinta que tiene esa manzana, cométela, Eva. O algo así. Pero como no existían los nombres dijo qué pinta que tiene esa manzana, cométela. Y entonces el otro se comió la manzana. Y ellos iban descalzos, pero descalzos en serio. Iban descalzos por todo el cuerpo. Y nosotros no. Nosotros llevamos diseño y publicidad, llevamos hojas de las caídas, de las otoñales y caídas, llevamos hojas que nos tapan los órganos sexuales y arriba de eso un montón más de hojas. Y las hojas por lo general son espacios a rellenar, son lienzos con diferentes tipos de huella digital. Y estos espacios que nos tapan, estos lienzos llevan publicidad y logotipos y nombres de cosas y estilos propios y hay que pagar por estos espacios rellenados por otra gente, gente que quiere dinero y para tener dinero ponen sus nombres con formatos variados en diferentes envoltorios humanos y cuando tienen eso lo venden y así tienen dinero. Y nosotros los compramos porque sin ellos nos sentimos vacíos y desnudos, des nudos y des calzos por todo el cuerpo y la gente nos mira mal porque no fuimos capaces de pagarle a alguien para que nos envuelva con su nombre y a veces hasta con su apellido. Entonces tenemos nuestro nombre y nuestro apellido y además el nombre y el apellido de otra persona a la que le pagamos para que nos envuelva. Y a nosotros también nos gusta el dinero porque con ello podemos comprar los envoltorios y así sentirnos mas completos y mas calzados. Por eso en vez de mostrar nuestro cuerpito y nuestro culito que es el mismo que tenemos desde que nuestra madre nos parió, en vez de eso nos dejamos dibujar y pintar y escribir. Dejamos que nuestro cuerpo sea un cuaderno en donde otros puedan dejar su rastro y su huella digital como se hace con el suelo y con los crímenes. Y entonces hay crímenes y pintura fresca por nuestros cuerpos además de por el piso. El piso que pisamos, con nuestros pies y con nuestros cuerpos. Aquí están los cuadros, el arte, el harte, con hache, hartarte del arte, ¿cómo se harta uno del arte? ¡Me harté! Enamorarte, Reciclarte, ¡que juegos de palabras más interesantes! Les brota originalidad por los poros y seguro que con eso vendemos de todo, a la gente le gustan los juegos de palabras y más aún cuando tienen la palabra arte por ahí metida. Pero no estoy harto de verdad, mis palabras hoy parecen haberse despertado de mal humor pero permítame intervenir. Si puedo. No veo cómo mis palabras me lo van a permitir porque dan patadas en la hoja, miran por la ventana en mi hoja y dan patadas en la hoja al amanecer. Dan patadas y hacen muecas y gestos de incendio. Pero yo estoy calmado. Yo trato de tranquilizarlas. Ellas que quieren hartarse, que quieren dejarlo todo, que quieren pero no pueden. Que en realidad no quieren porque yo las conozco y en realidad no quieren, ni pueden. Por ahí sí pueden pero no quieren. Así que no pueden. Y no lo harán. Pero qué molestas que están. El desayuno no les sienta bien porque lo único que quieren es emborracharse. Quieren que llegue la noche pero apenas es la mañana, o sea el final de la noche, el otro lado de la noche, el otro lado de la luna, el otro lado del lado oscuro de la luna. Y me miran de este lado de la hoja y saben que acá por lo del cambio de hora es de noche y tratan de no mirar y alejan la mirada, sacan los ojos por la ventana en donde está el amanecer. Pero mis palabras tienen ojos atrás de sus amorfas cabezas y me miran igual. Y con estas ganas de hartarse me escupen estas tonterías en donde somos adefesios envueltos en mierda y hay etiquetas que dicen arte por todos lados. “Arte por todos lados”. Y son huellas digitales de nosotros o sea son nosotros, estos mierdas somos nosotros pero yo no me la creo. Y mis palabras tampoco se la creen pero ¡qué enojadas parecen estar! Y siguen así tomando café cuando quieren cerveza, o whisky o vino o cualquier cosa con alcohol. Champagne, vino groseramente espumeante, pordió. Desayunando y mirando el marco de la ventana o un rincón del cuarto en donde todavía no ha caminado el sol y miran ese rincón deseando que sea todo como ese rincón, que sea oscuro como ese rincón porque con toda esta luz no se puede ni ver. Y con los ojos atrás de sus cabezas me miran a mí y la bombilla de luz que cuelga del techo como un pendiente y desearían estar acá para poder apagar esa luz y no ver nada, o sea ver todo. O sea ¿quién las entiende?

martes, 3 de octubre de 2006

Creo que fue algo así:
El puño del bosque, demostrado en el pésimo dibujo al dorso de la hoja, cuyo autor prefiere mantener el anonimato (quizás más por vergüenza que por misticismo artístico), me engatusó de tal manera que prefijó mis intenciones de una manera abismal. Eso más o menos se distingue en la imagen… pero de verdad, qué mala que es esa ilustración. En fin, intentaba explicar con qué dote salvaje, clásico en su especie, la arboleda me habló de dioses y de arena, de raíces y de momentos. Quizás fue el miedo lo que me llevaba a dudar de su propuesta: la de unirme a ellos y hacer la sacra conversión, con su inevitable comunión, al arbolismo; término un poco indeciso, y si no eso confuso. Sencillamente, se trataba de hacerme árbol.
Pero como quizás he dicho antes, la manipulación era tal que estas dudas eran simplemente ráfagas de pensamientos instintivos, o esa llamada “conciencia”, o segundas opiniones volátiles que yo sabía eran inconsecuentes.
Al cabo de unos mates, que sólo yo tomé (porque, ¿cuándo se escuchó hablar de árboles que toman mate?), les di la mirada de las pocas palabras, el sí implícito, el reconocimiento de la transición, el fin de lo inevitable, o el principio de lo otro.
La metamorfosis, altamente cinematográfica, es lenta y placentera. Se trata, sin más, de hacerse uno con la tierra. Se siente como tomar agua y que esa agua se materialice dentro del cuerpo y chorree para afuera, por los poros o algo. Sería comparable con el tópico de los dibujos animados en el que un personaje es disparado muchas veces y que, pareciendo salir intacto, bebe líquidos que luego salen de diversos agujeros que las balas perforaron en su persona (quizás este último término no sea el más apropiado dado que gran cantidad de los dibujos animados son animales). De todos modos, de agujeros se hizo mi cuerpo y de ellos sale mi forma y mi materia, y se escabulle en la tierra alejándose de mí como un hilo de lana de un suéter. Y se lleva mi ser, o mis seres, pero sin desprenderse de mí sino haciéndome más amplio, dejándome distribuido en trenzas por aquí y por allá, imagen pictográfica obvia: las raíces de un árbol. Y así todos mis átomos, ¡los míos propios!, son los átomos de todo lo que me rodea, mientras yo absorbo lo que me rodea también me convierto en aquello; me rodea mí futuro, mientras mi presente es lo que me solía rodear.
Pero es todo muy honesto, y muy espiritual. Poco sabía yo que el proceso tardaría años. Tarda todos los años, los siglos. Fíjate que ya pasado toda una vida y todavía no ha acabado. Solamente soy medio árbol, más o menos… y dicen que la segunda mitad es más larga que la primera.

domingo, 3 de septiembre de 2006

algo que le escribi a Mili el cinco de marzo del dos mil cinco

Iba uno con su sombra, temblando estaba aquella oscuridad pero el cuerpo quieto.el cuerpo dormía. Iba otro con el viento pero su alrededor era un estático.era una tranquilidad absoluta.perenne. Iba una flor que brillaba en el otoño y moría en la primavera. Iba una nube por sí sola, volando con absoluta libertad, rodeando y formando parte de un escobillón de personas que tropezaban las calles de una ciudad. Iban los pasados y los traspasados, las historias, los cuentos, las barbas largas y los bastones. Se sentía la presencia de una gama más amplia de colores, o una gama más amplia de verdades. Se sentía la presencia de las raíces de un primer árbol. Se sentía en la tierra el movimiento del mundo, girando con gracia, se sentía en la tierra una mujer bailando, una mujer escurridiza, una mujer dando las vueltas más apasionadas.girando. Y en el fondo alguien silbaba, sin confundirse una sola vez.

miércoles, 30 de agosto de 2006

Tales sitaciones en tal momento d.C. más o menos alrededor de la época del Niño, La Escuela de Platón y Los Fieles de Cristo

Algunos hablaban del Académico con ese humor oscurecido característico de sus emociones. Entregando la energía adecuada, El Niño solía repudiar a los agresores con cuentos de magos y de sabidurías celestiales. Los Escépticos escuchaban los decibelios disminuir en comparación a las humillaciones respectivas, miraban de reojo al Niño sin dejarse asustar y algunos atinaban a recordar a Cristo, enumerando fielmente los milagros con los que el iluminado asombraba a Los Judíos.
Cuando El Niño escuchaba a Los Fieles de Cristo, melodeaba con los ojos y corregía la cabeza para un lado y consecuentemente para el otro. Los Fieles de Cristo, inmutados sus pensamientos, solamente se miraban entre sí acotando burlas y bromas siniestras.
El Académico reunía a la Escuela de Platón para actualizarlos en los acontecimientos, y ellos en cambio se asomaban por la nostálgica ventana del pasado a aquellas épocas Paganas que nunca llegaron a conocer, cuando el propósito se diversificaba y las ideas admitían riesgo y exitación.
El Niño no se permitía pérdidas, y sólo pensaba en reinar, sus propósitos claros únicamente para él, sus acciones definidas únicamente por sus propósitos; su popularidad creciendo por la novedad de sus acciones. Su autoestima en un declive aliatiorio a dichos rótulos.
Los Humanos, indiferentes a la mayoría de las transiciones, solamente querían ver el agua sucia, con el que lograban tragar los míseros alimentos, convertirse en vino.

lunes, 21 de agosto de 2006

Entra el capitán a su humilde morada. Morado el humilde ojo que todavía mira, el que controla su visión desde su aposento en la mitad siniestra de su cabeza. Morado de tanto observar, de tanto ser golpeado. El capitán se quita los zapatos, cuyo lustre ya no puede costear, y luego hace lo mismo con los calcetines. Hechando un segundo vistazo a la sala de estar, nota que su sillón ha desaparecido. "¿De dónde saca un bribón la inercia de afanarse un sillón?" se pregunta el capitán.
Del otro lado de la habitación descansa el canino. como siempre.

viernes, 12 de mayo de 2006

Pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo

“*****…pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo.”
Mikel Aboitiz y Aboitiz
Terrassa, once de mayo del dos mil seis.

Dentro de diez años pasó algo muy fuera de lo común:
José Luis no encontraba su lapicero favorito. No lo buscó entre los demás lapiceros porque ya sabía que era un acto frustrado, quizás no frustrado pero sí simbólico; José Luis sabía que nunca hubiera guardado su lapicero favorito junto con los demás, jamás. José Luis también sabía que no le gustaban los actos simbólicos. Si José Luis lo hubiera pensado, se hubiera dado cuenta de que su lapicero favorito probablemente nunca tuvo contacto físico con los demás lapiceros. Jamás. Y después, o quizás antes, pasaría a entender que nunca había escrito palabra alguna con un lapicero que no fuera el favorito. Y ahora cambio de favorito a preferido y, eventualmente, a distinguido, pasando por expresiones como Número Uno, exclusivo y, dependiendo de mi humor, quizás llegaré a V.I.P. (Very Important Pen). Entonces, suponiendo que José Luis hubiera estado reflexionando sobre asuntos del índole subrayado anteriormente, algo que jamás ocurrió, probablemente hubiera llegado a analizar los muy variados hechos, quizás vinculados, correspondientes al manejo de su lapicero preferido en contraste con el manejo de otros lapiceros; además de las maneras y usos de ese manejo. Y esto lo digo por dos razones, la primera (Las Maneras) corresponde a que José Luis tenía un estilo muy propio (y muy bestia, dicho sea de paso) de sostener su lapicero. Usaba los cinco dedos, el índice, el medio y el anular iban de un lado del lapicero, el pulgar y el meñique iban, muy dubitativos, del otro lado. No lo puedo explicar con precisión pero de todas maneras no importa. La cuestión es que lo agarraba mal, dicho crudamente, parecido a la manera en que los niños aprenden a agarrarlo. Hay un período largo de agarrarlo mal y de ahí se pasa a agarrarlo bien. Pero José Luis nada sabría de esto, puesto que nunca fue niño. La segunda (Los Usos) se refiere a que José Luis usaba el lapicero para muy pocas cosas:

Los Usos del Lapicero Preferido de José Luis
(el orden de cualquier tipo, salvado el azar, es nulo)

Escribir sus nombres y apellidos.
Anotar sus iniciales.
Hacer espirales.
Dibujar aviones.
Comentar en el margen de los libros.
Tachar.

Tras verificar todos los datos, aquellos que en este momento no puedo inventar, José Luis seguramente se hubiera sugerido que su relación, tanto con su lapicero número uno como con la abundante literatura que aguaba e inundaba (siempre con placer) sus días, una relación muy excéntrica, era digna de conmemorar, de documentar, de analizar. Se hubiera sugerido posibilidades, actitudes, estilos, palabras. Su lapicero Único-en-su-estilo tenía una fuerza, algo especial. O así lo veía, o así lo hubiera visto, José Luis.
Pero José Luis nunca pensó estas cosas, ni siquiera cuando buscaba como loco su lapicero exclusivo. Tan solo llegó a cuestionar los motivos involucrados a la existencia de otros (¡y tantos!) lapiceros en su escritorio. Quizás lo hubiera pensado al encontrar su lapicero, al ser devuelto a la realidad en donde su lapicero favorito ocupa la mayoría de su vida, porque leer sin su lapicero favorito no era leer. Pero José Luis nunca volvió a esa realidad puesto que jamás encontró su lapicero preferido. Su lectura y su vida en pausa para siempre, lo único que este hombre desesperado quería era encontrar ese maldito lapicero. Y sabía que era un acto (esta vez sí) frustrado, (pero para) nada simbólico. Jamás lo encontró.*

*Y ahí esta, lo que le hubiera pasado y todo lo que no le pasó y todo lo que pasó dentro de diez años. Aprovechando un subidón de buen (aunque eso tendrá que ser evaluado por Uds.) humor, menciono que el M.I.L. (Muy Importante Lapicero)** estaba escondido en la pila de los demás lapiceros. Este destino, altamente vandálico, lo fijó su hermana, Julieta, para joder.

**Admito que cuando sugerí tal expresión (aunque en inglés) no pensaba usarla.***

***También admito que al empezar esto no me hubiera imaginado describiendo el lapicero favorito de José Luis como un “maldito lapicero”.****

****Y si estamos en una sesión de culpas y culpables, admito tambíen que me entusiasmó mucho la técnica de Cortázar modelo escalinata/infinito de las notas al pie con estrellitas, las del cielo, el de las rayuelas, las de tiza, la de polvo, el de estrella, y así sucesivamente…*****

*****…pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo.

11.V . 8:58 p.m.

lunes, 1 de mayo de 2006

hasta qué punto estoy metido en algo que no entiendo

hasta la nuca.hasta una línea imaginaria que se forma justo debajo de mi dos anos nasales.aros anales.

respiro y como y cago y duermo.

!y cómo cago! por el ano bisiesto. bisiesto, dos siestos, dos siestas y duermo y despues al ñoba.pero no va,tiro la cadena y no va nada,no nada.mi mierda no nada porque no cae el agua que debería caer,para llevarse esos pedazos de mí lo mas lejos posible

martes, 6 de diciembre de 2005

lluvia de siameses

del otro lado del monte.

domingo, 4 de diciembre de 2005

doblaba en las esquinas de los edificios constántemente,más que cualquier otra persona.cuando se tropezaba caía al piso sin frenarse con las manos.una vez se lastimó la nariz y la sangre tenía una sutil descoloración.y sabía que se había equivocado.lo decía una y otra vez: me equivoqué.