viernes, 12 de mayo de 2006

Pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo

“*****…pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo.”
Mikel Aboitiz y Aboitiz
Terrassa, once de mayo del dos mil seis.

Dentro de diez años pasó algo muy fuera de lo común:
José Luis no encontraba su lapicero favorito. No lo buscó entre los demás lapiceros porque ya sabía que era un acto frustrado, quizás no frustrado pero sí simbólico; José Luis sabía que nunca hubiera guardado su lapicero favorito junto con los demás, jamás. José Luis también sabía que no le gustaban los actos simbólicos. Si José Luis lo hubiera pensado, se hubiera dado cuenta de que su lapicero favorito probablemente nunca tuvo contacto físico con los demás lapiceros. Jamás. Y después, o quizás antes, pasaría a entender que nunca había escrito palabra alguna con un lapicero que no fuera el favorito. Y ahora cambio de favorito a preferido y, eventualmente, a distinguido, pasando por expresiones como Número Uno, exclusivo y, dependiendo de mi humor, quizás llegaré a V.I.P. (Very Important Pen). Entonces, suponiendo que José Luis hubiera estado reflexionando sobre asuntos del índole subrayado anteriormente, algo que jamás ocurrió, probablemente hubiera llegado a analizar los muy variados hechos, quizás vinculados, correspondientes al manejo de su lapicero preferido en contraste con el manejo de otros lapiceros; además de las maneras y usos de ese manejo. Y esto lo digo por dos razones, la primera (Las Maneras) corresponde a que José Luis tenía un estilo muy propio (y muy bestia, dicho sea de paso) de sostener su lapicero. Usaba los cinco dedos, el índice, el medio y el anular iban de un lado del lapicero, el pulgar y el meñique iban, muy dubitativos, del otro lado. No lo puedo explicar con precisión pero de todas maneras no importa. La cuestión es que lo agarraba mal, dicho crudamente, parecido a la manera en que los niños aprenden a agarrarlo. Hay un período largo de agarrarlo mal y de ahí se pasa a agarrarlo bien. Pero José Luis nada sabría de esto, puesto que nunca fue niño. La segunda (Los Usos) se refiere a que José Luis usaba el lapicero para muy pocas cosas:

Los Usos del Lapicero Preferido de José Luis
(el orden de cualquier tipo, salvado el azar, es nulo)

Escribir sus nombres y apellidos.
Anotar sus iniciales.
Hacer espirales.
Dibujar aviones.
Comentar en el margen de los libros.
Tachar.

Tras verificar todos los datos, aquellos que en este momento no puedo inventar, José Luis seguramente se hubiera sugerido que su relación, tanto con su lapicero número uno como con la abundante literatura que aguaba e inundaba (siempre con placer) sus días, una relación muy excéntrica, era digna de conmemorar, de documentar, de analizar. Se hubiera sugerido posibilidades, actitudes, estilos, palabras. Su lapicero Único-en-su-estilo tenía una fuerza, algo especial. O así lo veía, o así lo hubiera visto, José Luis.
Pero José Luis nunca pensó estas cosas, ni siquiera cuando buscaba como loco su lapicero exclusivo. Tan solo llegó a cuestionar los motivos involucrados a la existencia de otros (¡y tantos!) lapiceros en su escritorio. Quizás lo hubiera pensado al encontrar su lapicero, al ser devuelto a la realidad en donde su lapicero favorito ocupa la mayoría de su vida, porque leer sin su lapicero favorito no era leer. Pero José Luis nunca volvió a esa realidad puesto que jamás encontró su lapicero preferido. Su lectura y su vida en pausa para siempre, lo único que este hombre desesperado quería era encontrar ese maldito lapicero. Y sabía que era un acto (esta vez sí) frustrado, (pero para) nada simbólico. Jamás lo encontró.*

*Y ahí esta, lo que le hubiera pasado y todo lo que no le pasó y todo lo que pasó dentro de diez años. Aprovechando un subidón de buen (aunque eso tendrá que ser evaluado por Uds.) humor, menciono que el M.I.L. (Muy Importante Lapicero)** estaba escondido en la pila de los demás lapiceros. Este destino, altamente vandálico, lo fijó su hermana, Julieta, para joder.

**Admito que cuando sugerí tal expresión (aunque en inglés) no pensaba usarla.***

***También admito que al empezar esto no me hubiera imaginado describiendo el lapicero favorito de José Luis como un “maldito lapicero”.****

****Y si estamos en una sesión de culpas y culpables, admito tambíen que me entusiasmó mucho la técnica de Cortázar modelo escalinata/infinito de las notas al pie con estrellitas, las del cielo, el de las rayuelas, las de tiza, la de polvo, el de estrella, y así sucesivamente…*****

*****…pero nunca me hubiera imaginado plagiándolo.

11.V . 8:58 p.m.

miércoles, 10 de mayo de 2006

jueves, 4 de mayo de 2006

walterlane60127381 dijo...


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lunes, 1 de mayo de 2006

hasta qué punto estoy metido en algo que no entiendo

hasta la nuca.hasta una línea imaginaria que se forma justo debajo de mi dos anos nasales.aros anales.

respiro y como y cago y duermo.

!y cómo cago! por el ano bisiesto. bisiesto, dos siestos, dos siestas y duermo y despues al ñoba.pero no va,tiro la cadena y no va nada,no nada.mi mierda no nada porque no cae el agua que debería caer,para llevarse esos pedazos de mí lo mas lejos posible