cuando la conocí ya me había enterrado,
con una pala.
en el jardín de la quinta de su abuelo.
la casa de campo.
sombras de árboles en el camino,
polvo flotando en el vaso de vino.
una sonrisa la protegía,
de sí misma.
los brazos al costado del cuerpo.
tierra oscura reposando en sus bolsillos,
húmeda y fría.
el pelo atado.
martes, 6 de diciembre de 2005
Labels: poesía
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
ánimo que sino vas a terminar como george costanza.
mucho amor
Lo meojr es llevarlo atado, por la calor. Lindo poema, Fonema.
Publicar un comentario