miércoles, 8 de agosto de 2007

Cuando Sartre era chiquito no me odiaba tanto

Antes de salir me acuerdo de olvidar las llaves. Miro a los ojos a una especie de cómoda que hay al lado de la puerta. Miro la puerta. Entonces, la maniobra es difícil, tengo que dejar las llaves, abrir la puerta y cerrarla antes de acordarme que no tengo las llaves, que las llaves las dejé en esa especie de mesita. No me puedo distraer ni con la mesita ni con la puerta ni con las fotos que hay enmarcadas. Las fotos que hay enmarcadas son de momentos, ninguna es del momento ese en el que estoy, estoy saliendo de mi casa. Tengo una bufanda en derredor al cuello, la camisa celeste medio oscura. Las llaves las pongo sobre la mesa, con el llavero que en realidad era un enchufe que me pareció divertido convertir en llavero. En realidad está todo ahí, la información y la puesta en escena. Porque si fuera tan necesario salir de casa con las llaves me las ataría al cuello, pero en vez me ato al cuello un par de botones que me regaló una chica en una mercería creo que porque yo era el único hombre que entraba ahí desde que se le rompió una lámpara y tuvo que venir un tipo a arreglarla. Entonces, tengo las llaves en la mano y miro la puerta y eso no me hace acordar a nada, no me hace acordar a agarrar las llaves ni nada. Porque miro el llavero que es un enchufe y es casi como un fotomontaje porque ya estoy mirando un enchufe que hay en la pared, con una lámpara. Ya es de noche, la lámpara está prendida y entonces los pasos son apagar la lámpara, salir de casa. Miro las fotos de vuelta, deben ser unas cuatro o cinco fotos. Yo salgo en dos de ellas. Entonces estoy a punto de salir de casa, tengo las llaves, voy a apagar la luz, tengo la bufanda. Pienso en que voy a llamar el ascensor antes de terminar de salir para ahorrar tiempo. Eso me lo enseño un amigo más grande que yo cuando yo era más chico que yo. Todo eso. Abrís la puerta, llamás el ascensor, pero la puerta la dejás abierta. No la cerrás hasta que estés vos afuera, el ascensor afuera, alineado a vos, mirándote a los ojos. Pero ahora estoy adentro, hasta ahora tengo las llaves, tengo la bufanda. Si tuviera que sacar la basura tendría la basura pero la basura está casi vacía porque anoche vino Ana y me limpió todo el departamento. Yo le decía que no, que vuelva a la cama pero ella está loca. Ana sale en una de las fotos que están en la especie de cómoda que hay al lado de la puerta. Hay una foto en la que no sale nadie. A veces viene gente y me dice que en vez de tener esa foto en la que no sale nadie que ponga una en la que sale alguien. Yo estoy por salir de casa y tengo las llaves. Las llaves no son para salir sino que son para volver a entrar. El mecanismo es curioso. Es para estar seguro que vas a poder volver a entrar a tu casa. Y el plano general es que no querés que te roben. Tenés guita, y una computadora y la cámara de tu viejo. Yo tengo guita, una computadora y la cámara de mi viejo. Entonces, muy cerca de todo eso está la puerta, salir de casa. No tengo monedas para el colectivo pero tampoco tengo cigarrillos asique esos dos problemas se anulan, compro cigarrillos y me queda que tengo cigarrillos y me dieron cambio para el colectivo. Pero eso todavía no pasó porque estoy adentro de casa. Pero estoy siguiendo las instrucciones para salir. Pienso en ir al baño pero me parece innecesario, entonces estoy mirando las imágenes, abro la puerta, llamo el ascensor. Cuando escucho el ruido del ascensor no puedo dejar de pensar en la canción de Mariel y el capitán, y después paso a la Milonga del marinero y el capitán y después ya me estoy cayendo por el ascensor y fue tan fácil rescatarme. Esas caídas diarias en las que antes de salir pienso en las cosas necesarias para salir, en el quinto vivo yo pero el ascensor todavía no llega. Tengo las llaves, tengo todo. Pero entonces pasa esto: me dan ganas de estornudar entonces miro a la lámpara, miro a la lámpara a los ojos que es como si fuera un sol o sea un propulsor de estornudos pero no viene, no viene, apago la lámpara, la prendo de vuelta, no viene, no viene, llegó el ascensor, me saco la bufanda, dejo las llaves al lado de la foto en la que no sale nadie y me estoy por caer porque todo cambió de repente, tengo el tacho lleno de basura, un ascensor que no funciona pero ya no puedo hacer nada porque estoy afuera, entre el ascensor y la puerta, las llaves las dejé apoyadas en algún lado y no me queda otra que bajar por las escaleras y creo que voy a terminar el día sin saber qué pasó.