viernes, 19 de noviembre de 2021

Diminutas alas doradas

A Agus Gurevich



Compramos un paquetito de yerba Piporé

que parecía de juguete


y nos morimos de amor

 

Por la mesa iba caminando un bichito

que tenía como unas alas doradas

y una de las alas parecía rota

 

Bajo el ala tenía unos puntitos rosados

en cada punto había un jardín

y en cada jardín

un cielo estrellado

 

Miramos las estrellas largo rato

el bichito dejó de moverse

y lo enterramos en una maceta

 

“En cada una de esas estrellas

puede haber un planeta

con gente como nosotros

enterrando un bicho en la terraza”

dijimos, apuntando bajo la diminuta ala dorada

 

Después hiciste una mini lápida

le pusiste un nombre gracioso

y la hora de su muerte 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Camino a Lourdes

En ese viaje en tren

por el sur de Francia

(Esto pasó en 2008 ou 2008

pero lo recuerdo con buen detalle)

tuve puestos los auriculares en silencio

para escuchar discretamente la conversación

de un grupo grande de mujeres centroamericanas

que hacían una peregrinación a la virgen de Lourdes

y hablaron toda la noche en español

intercambiando anécdotas sobre partos y embarazos

 

Muchas cosas me conmovieron de su diálogo

pero nada como esa señora diminuta

que se inclinó un poco hacia adelante para decir:

“Mija, no piense usté en su toto

que tiene ahora bajo la enagua,

porque cuando Diosito quiere

se hace más grande que la cueva de un ferrocarril”

 

Pasamos por muchos túneles en ese viaje

pasajes largos y oscuros por el interior de las montañas

que no sentí como sagradas o misteriosas

sino que simplemente estaban,

se erguían estoicas bajo las estrellas

sin gran motivo, en la noche fría.