En ese viaje en tren
por el sur de Francia
(Esto pasó en 2008 ou 2008
pero lo recuerdo con buen detalle)
tuve puestos los auriculares en silencio
para escuchar discretamente la conversación
de un grupo grande de mujeres centroamericanas
que hacían una peregrinación a la virgen de Lourdes
y hablaron toda la noche en español
intercambiando anécdotas sobre partos y embarazos
Muchas cosas me conmovieron de su diálogo
pero nada como esa señora diminuta
que se inclinó un poco hacia adelante para decir:
“Mija, no piense usté en su toto
que tiene ahora bajo la enagua,
porque cuando Diosito quiere
se hace más grande que la cueva de un ferrocarril”
Pasamos por muchos túneles en ese viaje
pasajes largos y oscuros por el interior de las montañas
que no sentí como sagradas o misteriosas
sino que simplemente estaban,
se erguían estoicas bajo las estrellas
sin gran motivo, en la noche fría.
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