Algunos hablaban del Académico con ese humor oscurecido característico de sus emociones. Entregando la energía adecuada, El Niño solía repudiar a los agresores con cuentos de magos y de sabidurías celestiales. Los Escépticos escuchaban los decibelios disminuir en comparación a las humillaciones respectivas, miraban de reojo al Niño sin dejarse asustar y algunos atinaban a recordar a Cristo, enumerando fielmente los milagros con los que el iluminado asombraba a Los Judíos.
Cuando El Niño escuchaba a Los Fieles de Cristo, melodeaba con los ojos y corregía la cabeza para un lado y consecuentemente para el otro. Los Fieles de Cristo, inmutados sus pensamientos, solamente se miraban entre sí acotando burlas y bromas siniestras.El Académico reunía a la Escuela de Platón para actualizarlos en los acontecimientos, y ellos en cambio se asomaban por la nostálgica ventana del pasado a aquellas épocas Paganas que nunca llegaron a conocer, cuando el propósito se diversificaba y las ideas admitían riesgo y exitación.
El Niño no se permitía pérdidas, y sólo pensaba en reinar, sus propósitos claros únicamente para él, sus acciones definidas únicamente por sus propósitos; su popularidad creciendo por la novedad de sus acciones. Su autoestima en un declive aliatiorio a dichos rótulos.
Los Humanos, indiferentes a la mayoría de las transiciones, solamente querían ver el agua sucia, con el que lograban tragar los míseros alimentos, convertirse en vino.
3 comentarios:
Te extraño querido.
nada de mariconadas en mi blog porfa
Bueno, entonces no te extraño... querido
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