jueves, 18 de enero de 2007

El mundo de Agua,

me vuelve loco.

Recomiendo, por no decir casi todos:
  • Una chica que vamos a llamar Inés (abril 2006) Una tiernísima crónica, profundamente femenina, con un uso impecable del humor inoportuno. Sin recurrir a los lugares comunes de la literatura mujeril, se vale más de la casualidad de ser mujer que de la manifestación de aquello. Introduce sus preocupaciones básicas, fundamentales y recurrentes a lo largo de su obra, como lo son el amor no recíproco, el concepto del tiempo y la inaccesibilidad a un entendimiento teórico-práctico del funcionamiento del mundo.

  • No sé el título, pero me sucede que la sola existencia de los monos me resulta hilarante (junio 2006) Pertenece a la sección "Humor, humor, humor". Aquí viajamos a una fantasmagórica India endonde un guía turístico que NO se llama Maricarlos tiene un curioso complot con unos pícaros simios. Artimaña que, ya verán, causa unos inesperados efectos sicológicos en la protagonista; no reirse presenta aquí un gran reto. Brillante uso de palabras como "mico" y "autóctono". Otros escritos puramente cómicos: LA PALOMITA Chronicles (septiembre 2006) y Lás fálicas aventuras de la Sra. Caniche M. M. Toy (junio 2006)

  • Últimamente sueño Fernandez (texte sans terminer, ni nadá) (agosto 2006) con un encantador dibujo en Paint y, por supuesto, su anunciada continuación intitulada El terrible caso del atransparentamiento gastadito en el bólido de acero que es masomenos así (diciembre 2006) Se trata de una interesantísima relación entre dos personajes, Fernandez y Rosamontes. Insiste, lejos de ser pedante, en los arriba enumerados temas, y exhibe uno, también intrínseco en su obra: los sueños. Fernandez (y aquí me tomo el lujo de ser subjetivo), cruel y ególatra, se rehusa tanto a corresponder el amor de Rosamontes como a rechazarlo por completo. Con un admirable uso de niveles intradiegéticos y, me animo a afirmarlo, metadiegéticos, se jacta de soportes visuales tales como zapatos pintados, tartas de verduras, proyecciones fílmicas y prendas de ropa. Imperdible. Textos relacionados: Crónicas Neptunianas (julio 2006), 1 (junio 2006), y los desparramados extractos de la obra, sin terminar, The dark life of Chio and Polain (La oscura vida de Chio y Polain/ La vie foncée du Chio et Polain/ Het donkere leven van Chio en Polain)

  • Santa María (enero 2007) Aquí el hilo narrativo, subconsciente en demasía, es tenebroso, escurridiso. Las imágenes sensoriales, impecables, parecen existir por sí solas. Como si cada una fuese un mundo, con el texto como vínculo entre todos ellos, y a la vez entre ellos y nosotros. Un texto fácil de leer pero difícil de comprender, de examinar; personalmente, me vuelve loco. Quizá sea ese el propósito, una búsqueda hedonista, aunque profundamente sentimental y melancólica, de las palabras y su utilidad. Como si las palabras y las imágenes fueran objetos físicos que, por tener esta cualidad inocua, despliegan sombras; esconden cosas. Una búsqueda similar se encuentra, a mi entender, en Imaginé árboles gigantes y el espacio alterado (octubre 2006)

nota: además de poder acceder a la página como unidad haciendo clic en todos los lugares endonde dice me vuelve loco, podés entrar haciendo clic acá, acá, acá y ahí al lado adonde dice algo que empieza con precipitada. también podés entrar en cada texto en particular haciendo clic en la palabra, elegida al azar, que esté violeta y subrayada.

martes, 9 de enero de 2007

capito 2, lectura fluida.

La incompleta ofensiva militar del Final Del Cuento, de quien se decía que lamía el pegamento de las cartas, sin coste alguno, de toda la gente de su barrio.
(Según lo cuenta la Demagogia en su Tratado de la nueva civilización, manuscrito encontrado, por un mago, detrás de mi oreja. Con fecha cuatro mil novecientos verde musgo*.)


* Una tal comitiva había cambiado el sistema numeral, remplazando las decenas por colores y las unidades por sombras de ese color. El Final Del Cuento había logrado su renombre a mediados de los años azules. Aquella fue una década para algunos inolvidable. Quizá los acontecimientos más importantes fueron la ejecución por horca de la Sobremesa, fatal y trágico dictador, en el año azul turquesa, o el invento del posavasos, solución a una serie de problemas catastróficos, en el azul marino. Empezó su carrera en el barrio de Corazones, cerca de la estación Jardín Templado, de la línea F. Ayudaba a las víctimas de la injusticia, acogía a los desdichados, arreglaba picaportes, jugaba con los niños, chupaba todos los sobres.

“Robaba de los ricos para darle a los pobres.” Declaraban el Tópico y la Rima, casi al unísono.

Pero, como todos saben, los conceptos son altamente impredecibles y el Final Del Cuento no tardó en mostrarles una lección a todos. De un momento a otro empezó a levantar paredes de ladrillo en todos lados. Estaba almorzando con el Clima cuando de repente se levantó, dejando comida en el plato. Dejar comida en el plato había sido ilegalizado en los tiempos del Vidrio Empañado, con la pena de desmiembro total. Sería por esto que el Clima quedó en estado de shock, vomitó espuma por un rato y luego fue derecho a la comisaría, el muy botón. Botón en demasía era el Clima, tanto era así que el cuerpo policial con dificultad lo toleraba y aquel día decidieron ignorarlo. El Final Del Cuento salió disparado a una espontánea ferretería que se encontraba junto a los desechos tóxicos. Empezó a comprar ladrillos y cemento y se pasó años levantando paredes en todos lados. Bloqueaba los túneles, bloqueaba las entradas de las casas y escuelas. Lejos de estar prohibido, levantar paredes había sido altamente incentivado por el aborto de el Vidrio Empañado (el término “gobierno” había sido remplazado por “aborto” en tiempos del Canibalismo); en ese baldío incierto recaía el amparo legal del Final Del Cuento a la hora de levantar libremente paredes de ladrillo por todos lados. Con el tiempo fue perfeccionando la técnica y levantar una pared no le tardaba más de diez o quince minutos. Comenzó a tomar las casas de las personas, levantando paredes para tapar las puertas e incluso empleando la misma técnica para recubrir las ventanas. Trabajaba muy metódicamente, de manzana en manzana, cada habitación de cada casa quedaba sellada, inaccesible. Las personas, absolutamente indefensas, no tenían otro remedio que huir, incluso algunos resignados se dejaban encerrar en sus piezas con poco más que su cepillo de dientes. Procuró encargarse de esfumar al Clima primero, para eliminar los testigos de su comida incompleta. El Final Del Cuento, a pesar de ser muy liberal, siempre llevó la culpa de ese incidente como una pesada y pinchuda cruz. La comitiva del Vidrio Empañado, lejos de encontrar pistas de ese terrible crimen, solo podía fruncir el seño a la libre actividad que disfrutaba el Final Del Cuento a la hora de arruinarle la vida a sus vecinos.