Tengo un dios en la mano,
¡es tan chiquito!
Parece caspa atada un hilo,
y es patético cómo me pide, cómo me exige.
En la constelación Ofiuco
(El portador de la serpiente)
hay dos estrellas:
una enana blanca,
se dice así,
es una estrella que ya no tiene combustible nuclear,
(está muerta digamos)
y una gigante roja,
otro tipo de estrella.
La enana blanca la muerta
le va sacando hidrógeno a la gigante roja,
y cada veinte años
se acumula suficiente
para causar una explosión termonuclear.
Pero cada vez que le digo que no
y cada vez que me río
es tiempo que pasa.
El dios se alimenta de mis noes, de mis jaes.
Y la explosión,
que debe ser dolorosa,
tiene un encanto que, no sé por qué, trato de negar.
sábado, 30 de abril de 2011
Nova recurrente
Labels: poesía
viernes, 29 de abril de 2011
Todas las cosas lindas que dije
olvídenlas.
Estaba exagerando.
También el universo se expande a veces
y ya lo ven.
Labels: poesía
martes, 12 de abril de 2011
Velada posromántica
esta noche
y lo será
la criada ha traído mi mejor frac
adornado con una flor preciosa
(la recompensaré por sus esfuerzos)
tengo una mesa reservada
en el rincón más íntimo del Bleu foncé
al que nadie negará el prestigio que merece
una sola vela
disimulará la total oscuridad
y a su luz podré ver
la expresión que pondrá mi amada
al morder el anillo de compromiso
una torpeza mía
(lo tengo todo pensado)
hará caer el cuchillo al suelo
pero no molestaré al servicial camarero
no
con mi elegancia característica
apartaré el cubierto infectado
y usaré el tenedor para cortarnos las venas
(será maravilloso contarlo a nuestros hijos)
Labels: poesía
jueves, 7 de abril de 2011
Uno es la liebre
Cuando las últimas brasas corrían peligro de apagarse, el fuego se acercó a 1. y tomó de sus manos unas ramas que el bosque había puesto acá. La noche había estado contando historias que van a dar vueltas alrededor de todo eso y después una liebre se empaló y se acomodó estratégicamente entre unas rocas, invitando dulcemente al fuego a acariciarla con sus llamas. Ya habían sido comidos y el cuento pasó primero a través de 1. y los demás fueron escuchados con encanto y alegría de morir. La liebre bendijo la comida y se acercó tiernamente a las bocas de las personas, se acomodaba entre sus dientes, se escabullía por sus tripas. El sol había hecho la mitad del trayecto alrededor de la tierra y un poco de aire entró sin demasiado esfuerzo por la nariz de 1. y se dividió y se dividió en los pulmones después que en la sangre. La primavera nació cuando 1. recorrerá una parte mínima del espacio y las plantas usaron mucho más agua de las nubes que antes porque los pétalos estaban a punto de llegar. La ciudad de Buenos Aires se había puesto mucho más cerca de la costa, seguramente a causa de una lucha que una placa tectónica tendrá consigo misma la noche de anoche acá a dos cuadras. El supermercado había empezado una cadena de dueños que estaba teniendo mucho éxito y se estaba expandiendo por el extrarradio y por el canal de Panamá, dos minutos antes de que 1. se despierte entre las sábanas suaves de la otredad. Su labio se corta por la mitad y la expresión sale volando:
—Qué ganas tengo de comer esa liebre ayer.
—Sí, me dijo 1. que estaba riquísima —y le va a mostrar la caca, que era suave y de un marrón no malo.
—Admirable consistencia, sobre todo tengo ganas de escuchar las historias que 1. siempre hace contar después de que las tripas dejen pasar a la liebre.
Alrededor del beso estaban ellos esperando a que su labio se separe otra vez. La persiana se puso en las manos de 1. y después se enrolló arriba, el uniforme de correos lo envolvió y la cocina se puso bajo sus pies. 1. siguió durmiendo un rato más, porque su trabajo venía más tarde.
La oficina de correos fue un cuadrado y el aire que pasará por ahí estaba hecho de papeles y de mensaje. Una parte del sol está siendo molestada por sus ojos y le pregunta a 1. si no puede hacer que la ventana sea más chica y unas cortinas se ponen en la mano de 1. y la oficina de correos se mueve un poco. Vinieron unos chistes. El último chiste que se puso ahí le pregunta a 1.
—¿Qué es grande y amarillo y si se te cae encima se rompe la oficina de correos?
—¿Qué?
—La oficina de correos.
—Qué ganas tengo de comer esa liebre ayer.
—Sí, me dijo 1. que estaba riquísima —y le va a mostrar la caca, que era suave y de un marrón no malo.
—Admirable consistencia, sobre todo tengo ganas de escuchar las historias que 1. siempre hace contar después de que las tripas dejen pasar a la liebre.
Alrededor del beso estaban ellos esperando a que su labio se separe otra vez. La persiana se puso en las manos de 1. y después se enrolló arriba, el uniforme de correos lo envolvió y la cocina se puso bajo sus pies. 1. siguió durmiendo un rato más, porque su trabajo venía más tarde.
La oficina de correos fue un cuadrado y el aire que pasará por ahí estaba hecho de papeles y de mensaje. Una parte del sol está siendo molestada por sus ojos y le pregunta a 1. si no puede hacer que la ventana sea más chica y unas cortinas se ponen en la mano de 1. y la oficina de correos se mueve un poco. Vinieron unos chistes. El último chiste que se puso ahí le pregunta a 1.
—¿Qué es grande y amarillo y si se te cae encima se rompe la oficina de correos?
—¿Qué?
—La oficina de correos.
Labels: Prosa espontánea
Suscribirse a:
Entradas (Atom)