Ese día dormimos en altamar
y tomamos whisky
y hablamos de amor libre.
Ustedes dos todavía estaban juntos
Pero todo se veía venir, y se notaba
lo que pensaba cada uno, lo que cada uno
quería
que pasara y no iba a pasar.
Un barco sólo vimos esa noche, era un
crucero
que dejaba una estela masiva
que sentimos
agitar nuestro barco
en un tintineo de los hielos bastante
tiempo después.
Sobre la mesa habían quedado las cartas
de un juego que no habíamos llegado a
jugar
porque no todos sabíamos las reglas y se
fue desvaneciendo
en la explicación y las rondas de prueba.
Casi toda la noche no fumamos hasta que
encontramos
un paquete viejísimo de esos habanos
finitos
y tomamos whisky y fumamos habanos
viejos.
Y cuando alguien habló de no sé qué
constelación
salimos a la cubierta, y yo
dejé apoyado en el cenicero un
habano
que se cayó, y ahí fue que se hizo
esa quemadura.
Fue hace mil años.
En el medio de la noche cuando dormíamos,
me acuerdo
vos te despertaste gritando Sueño !
y después me jurabas que habías
gritado Fuego !
que se quemaba tu casa y que
gritabas Fuego !
pero yo no estaba durmiendo
y te escuché claramente
gritando Sueño !
y vos no me creías.
viernes, 8 de marzo de 2013
Hace mil años
Labels: poesía
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1 comentario:
gusto de las historias de barcos en general, y de esta en particular
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