En otras palabras, se diluye,
se convierte en una fracción
más ínfima, pero también más pura."
Hablaba mirando las nubes que se movían,
navegando en las cuatro direcciones.
Estábamos en una casa
hecha totalmente de cortinas rojas.
En una mesa de cortina roja
hablamos durante horas, y cuando
se despejó el cielo encima nuestro
miramos las estrellas
y repetimos cuentos
que animaban las constelaciones
y hacían de nosotros
un punto más de un nuevo universo.
Un arco iris recorría la casa,
rebotaba en las paredes y el techo,
nos cortaba las venas en silencio--
la sangre flotaba en el aire
y se movía lentamente,
en todas las direcciones,
atraída por las cortinas que nos rodeaban.
Recién al amanecer
empezaban a llegar las primeras gotas,
y se transformaban en cortina roja
fortaleciendo la casa,
nuestros cuentos, nosotros.