domingo, 1 de julio de 2012

Carta


Querido Dr. Jukebox, 
Si la memoria no me falla, hacía casi dos meses que no llovía. Ahora llueve. Me estoy mojando los pies abajo del escritorio porque no quiero cerrar las ventanas, y es una perspectiva rara la que tengo de las gotas que están cayendo hacia este lado del edificio en un ángulo de 45 grados. Se ven como medio blancas las gotas, medio lechosas, y son unas gotas gigantes, cada gota son como cuatro o cinco gotas juntas. Apenas rozan el marco de la ventana ya se empiezan a desagrupar, y cuando chocan contra el piso revientan en mil fracciones de gotita. Tengo en el balcón una de tus esculturas (la del torbellino de sillas) y las gotas ahí no entienden nada, chocan contra todos lados, cada vez que piensan que llegó la superficie definitiva y que ya no se podían dividir en más pedacitos de gota, vuelven a rozar contra una pata de silla de medio centímetro de diámetro, vuelven a estrellarse contra un respaldo de chapa del tamaño de dos falanges. Si la miro fijamente, veo como un aura de confusión y movimiento alrededor de la escultura, y los sonidos que hace son lindísimos, es como si estuviera lloviendo música africana. Acabo de grabar en un cassette el sonido de la lluvia y de la lluvia haciendo música con tu escultura y voy a meter el cassette en el sobre cuando te mande esta carta. 

Es raro vivir en un lugar tan seco, te acostumbrás a dejar todo en el balcón, y después cuando empieza a llover te das cuenta de todas las cosas que tenés que entrar. Lo que no me gusta es que sea tan obvio que va a llover, durante varios días sabés que va a llover, y estás a la expectativa, no es una sorpresa. Ayer sabía que iba a llover y no podía pensar en otra cosa, y hoy a la mañana me despertó un trueno y pensé en lo lindo que sería que me despierte trueno sin que yo sepa de antes que va a llover.

Ahora las gotas están cayendo con más fuerza, y ya no son 45 grados, están entrando por la ventana en líneas casi horizontales. Se me está mojando todo el escritorio, pero no quiero cerrar la ventana. Acabo de sacar todos los libros del escritorio, y lo moví un poco más para adentro, ahora tengo como tres metros entre el escritorio y la ventana, y siguen llegando algunas gotas. El papel en el que te estoy escribiendo está bastante mojado. La tinta no se corre, pero cuando vos leas esta carta va a estar toda ondulada de esa manera que se ondula el papel mojado al secarse. Mientras escribo estoy constantemente levantando la cabeza, porque hay unos relámpagos increíbles y no me los quiero perder. Antes cuando estaba grabando los sonidos en el cassette, pensaba en lo lindo que sería que un trueno fuertísimo también quede ahí grabado. Ahora tengo en la otra mano la grabadora, y cuando vuelva a ver un relámpago bien fuerte voy a apretar el botón de REC, quizá llego a grabar el sonido.

Waa, el que acabo de ver. Estaba por todo el cielo, parecía que todo el cielo era un vidrio roto, parecía que todo el cielo era un terreno volcánico, un montón de serpientes de lava, la escritura urgente de un mago inmortal. Acabo de rebobinar la cinta para ver si pude grabar eso, pero solamente se escucha un poquito del final, necesita más tiempo la máquina. Ahora estoy dejando que grabe, que grabe todo. Pensaba que sería lindo mandarte un cassette con un minuto o dos de la tormenta, algo corto y especial, intenso. Pero esto supongo que también es lindo, que puedas poner este cassette y dejarlo sonando un rato mientras pensás o hacés otra cosa. O quizá lo escuches con la Princesa Absoluto, mientras recuerdan historias de cuando estábamos todos juntos. Historias de los bosques, del barco, de todo eso. No sé si hacen eso, intercambiar anécdotas, recordar. Yo (es raro, llevo varias frases leyendo mis palabras en voz alta mientras las escribo, y van a quedar grabadas en el cassette que te voy a mandar), yo lo recuerdo como un sueño, igual a la manera como recuerdo los sueños. Princesa Absoluto, si me estás escuchando, te quiero decir que está todo bien, lo recuerdo como un sueño, ¿entendés? está todo bien. Y te quiero pedir perdón, pero no, creo que si voy a decirte esto (Dr. Jukebox, acabo de parar la grabadora, ahora sólo te escribo, a vos, espero que me puedas entender: cuando vuelva a prender la grabadora, voy a dejar de transcribir lo que voy diciendo, y le voy a hablar a la Princesa. No sé si vas a escucharlo o no, preferiría que no lo hagas, pero también veo natural que escuches. 

Todo como un sueño, eh, igualito a un sueño.

Doctor, siempre fue un placer, a pesar de los errores. "...a la indestructible fuerza del Amor, cuyo semblante divino es la belleza del Todo, bajo cuyas alas existo, en cuyo nombre yerro..." Lo sigo recitando entero cada mañana. Hoy lo hice bajo la lluvia. Sigo creyendo en cada palabra, en cada letra. Espero que ustedes también.

Con el amor de antes,
Duque de Windsurf

2 comentarios:

Bretón dijo...

GROSO.
Me gustó mucho.

Mikel dijo...

gracias bretoon