sábado, 7 de julio de 2018

Ese día la calle me pareció un lugar extrañísimo, un túnel de luz inescrutable,
una figura impredecible, bella, cautivante y como trágica, que purga y que duele,
no exactamente pública, ni siquiera indiscreta sino una línea de misterio,
un fantasma atrás de otro, un gran monumento y un vehículo
hacia lo puramente desconocido, lo que ni al llegar se conoce,
lo que nunca suelta el velo, lo que ni quiere ni se deja
ni no quiere y no se deja comprender.

El silencio de mi casa fue una prueba, y pensé en el juego que jugamos,
en lo distinto que había sido para vos de lo que había sido para nosotros dos,
y estaba todo tan lleno de miedos y revisiones que casi no se veía la cama,
me acosté en esa nube y pensé en el universo como una sábana tibia.

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