lunes, 7 de mayo de 2012

Mi ciudad




Lo diré claramente:
nada hay más oscuro que mi ciudad.
Exijo silencio,
no puedo escuchar de otras ciudades
(sus razones llegan a las puertas de mi ciudad
y se derrumban y desintegran y forman charcos
en las puertas de mi ciudad)

Acá no hay foco que sirva,
el aire oscuro aplasta las bombillas
sin menor inconveniente,
y la vida, más que un proceso,
es un instante incandescente como la punta de un cigarrillo
que nadie fuma y que nadie ve
porque ya se ha ido.

En mi ciudad todo es oscuro preámbulo
a esta habitación suspendida
que no me alberga ni me atrapa
que no me conoce, nada sabe de mí,
puesto que está hecha de la materia que me forma,
soy su enemigo, el foco de su conquista,
la máscara de su deseo que pasa,
el ojo de la aguja negra,
donde entra la ciudad y la ciudad sale,
inexistente antes y después inexistente.
Todas las cosas en un punto salvo los fantasmas
de las cosas del punto.


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