domingo, 22 de abril de 2012

Monumentos



Desde su ventana ve claramente cómo un incendio
de la mano de los hombres sepulta un edificio.
Los habitantes que salen expulsados tosiendo humo
se dispersan por la ciudad oscura conociendo la justicia,
olvidados a los ojos brillantes de los que miran el fuego.

Los escombros se despojan más lento de lo esperado,
el hierro se agota primero, el carbón cuando llega el frío,
el terreno baldío finalmente se va conformando, después,
la plaza pública, muy bien definida y delimitada, decorada
con un pequeño monumento y un árbol que va creciendo.

En la plaza los vecinos improvisan un mercado, donde
el afilador pone a punto las tijeras y cuchillos, donde
los precios se regatean a muerte y los niños se esconden
gritando bajo los puestos y la gente se pone al día.

Se aleja de la ventana, intercambia palabras al teléfono,
recorre la casa persiguiendo quehaceres y tareas, envejece,
vuelve a la ventana y mira las brasas arder, luego apagarse.






3 comentarios:

Mikel dijo...

buenísimo Mikel, groso. me encanta cómo el tipo de repente sigue ahí en la ventana, eso del tiempo no?
bueno capo te dejo, un abrazo Mikel muy bueno el poema

Mikel dijo...

ah, te dejo el link a mi blog, últimamente estuve escribiendo mucha poesía pero también cuelgo fotos de cosas re artísticas y otras cosas copadas:

adoquinpesado.blogspot.com

chau maestro, seguí así

Anónimo dijo...

Mikel loco,
qué raro que el día de sant jordi estuvieses escribiendo esto. Se te va para todos los lados.
Por cierto, te dejo el link de mi blog, últimamente he estado escribiendo mucho y he colgado fotos
adoquinpesado.blogspot.com

Dale duro maduro